Fusión de miradas de Leonardo Da Vinci y de Mona Lisa….
Leonardo Da Vinci abre las puertas de la sensualidad sutilmente acogedora de Mona Lisa en el lado derecho del rostro, menos ancho a causa de la perspectiva. Se representa a él mismo en la otra mitad, más ancha, ampliando fuera de proporciones el ojo izquierdo.
En un rostro académico visto de frente, las 2 diagonales trazadas desde el centro del ojo hacia el ángulo opuesto de la boca se cruzan en una línea horizontal que pasa por la extremidad de la nariz.
Para armonizar el ojo izquierdo particularmente agrandado, bajó la extremidad de la nariz y aumentó el volúmen de la coronilla, del lado izquierda de la cabeza. También agrandó el pómulo y la arcada de la ceja de este lado izquierdo.
En la pequeña foto en blanco y negro, se ve claramente el primer contorno de la coronilla, en curva, inmediatamente debajo de la zona mas clara. No se trata de una gorra que Leonardo habría quitado. Pintó un velo con volumen en este sitio. Efectivamente, sus cabellos pegados no permitían agregar una masa de cabellos para maquillar el aumento de volumen en la coronilla. Puede notar también algo como una mejilla naciente, sólo a la izquierda, que marca el lado masculino de un carácter determinado de un hombre mayor.
Todo esto, agregado a la perspectiva que ensancha la mitad izquierda del rostro, da una impresión de expansión espacial. La otra mitad, menos ancha con un ojo mas pequeño da una impresión de retracción espacial.
De esta oposición voluntaria, perfectamente armonizada, emana una respiración de expresión, intemporal como el universo. La mirada se vuelve tan viva que dá la impresión de mirar hasta el profondo de su corazón.
Mona Lisa ofrece su dulzura muy sensual. Su mirada (lado derecho del rostro) hace vibrar las cuerdas de la plenitud como si borrara el tiempo y el espacio. El alto grado de convergencia del ojo derecho de Mona Lisa, observado por Leonardo da Vinci, es el que hubiera tenido fijando de su mirada a su pintor muy cerca de ella, tal como si hubieran compartido un verdadero beso de amor eterno. Mona Lisa contemplaba por lo tanto a su pintor querido mientras que la mirada tranquilizadora de Leonardo da Vinci atravesaba el velo húmedo de sus ojos, como si mirara más allá de la apariencia del momento.
Leonardo Da Vinci contempla a Mona Lisa con una leve reserva. De esta mirada (lado izquierdo del rostro) emana una vibración de alivio ante las puertas del eterno. De esa manera escribía : « mientras creía aprender a vivir, aprendía a morir ». Su intercambio se había elevado mucho más allá de la esfera del lenguaje y del movimiento : sus espíritus podían así viajar en silencio tomados de la mano de la mirada.
=> => Sonrisa enigmática en la Gioconda….
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En un rostro académico visto de frente, las 2 diagonales trazadas desde el centro del ojo hacia el ángulo opuesto de la boca se cruzan en una línea horizontal que pasa por la extremidad de la nariz.
Para armonizar el ojo izquierdo particularmente agrandado, bajó la extremidad de la nariz y aumentó el volúmen de la coronilla, del lado izquierda de la cabeza. También agrandó el pómulo y la arcada de la ceja de este lado izquierdo.
En la pequeña foto en blanco y negro, se ve claramente el primer contorno de la coronilla, en curva, inmediatamente debajo de la zona mas clara. No se trata de una gorra que Leonardo habría quitado. Pintó un velo con volumen en este sitio. Efectivamente, sus cabellos pegados no permitían agregar una masa de cabellos para maquillar el aumento de volumen en la coronilla. Puede notar también algo como una mejilla naciente, sólo a la izquierda, que marca el lado masculino de un carácter determinado de un hombre mayor.
Todo esto, agregado a la perspectiva que ensancha la mitad izquierda del rostro, da una impresión de expansión espacial. La otra mitad, menos ancha con un ojo mas pequeño da una impresión de retracción espacial.
De esta oposición voluntaria, perfectamente armonizada, emana una respiración de expresión, intemporal como el universo. La mirada se vuelve tan viva que dá la impresión de mirar hasta el profondo de su corazón.
Mona Lisa ofrece su dulzura muy sensual. Su mirada (lado derecho del rostro) hace vibrar las cuerdas de la plenitud como si borrara el tiempo y el espacio. El alto grado de convergencia del ojo derecho de Mona Lisa, observado por Leonardo da Vinci, es el que hubiera tenido fijando de su mirada a su pintor muy cerca de ella, tal como si hubieran compartido un verdadero beso de amor eterno. Mona Lisa contemplaba por lo tanto a su pintor querido mientras que la mirada tranquilizadora de Leonardo da Vinci atravesaba el velo húmedo de sus ojos, como si mirara más allá de la apariencia del momento.
Leonardo Da Vinci contempla a Mona Lisa con una leve reserva. De esta mirada (lado izquierdo del rostro) emana una vibración de alivio ante las puertas del eterno. De esa manera escribía : « mientras creía aprender a vivir, aprendía a morir ». Su intercambio se había elevado mucho más allá de la esfera del lenguaje y del movimiento : sus espíritus podían así viajar en silencio tomados de la mano de la mirada.
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